domingo, 10 de diciembre de 2017

Elaboración de la cerveza: utilizar un concentrado de cerveza


Los concentrados de cerveza, consisten en una especie de melaza que se obtiene de manera similar al extracto líquido de malta, pero que en este caso se corresponde a un tipo de cerveza en concreto. La mayoría de estos concentrados, producen unos 23 litros de cerveza y consisten en una lata o en dos latas de melaza (también se pueden presentar en bolsas herméticamente cerradas, manteniendo todos los sabores y aromas delicados que se pierden con el proceso de enlatado tradicional). Cuando se trata de una lata o una bolsa, para elaborar los 23 litros de cerveza, hay que añadir durante el proceso de elaboración dextrosa o extracto de malta, sino el resultado sería una cerveza muy ligera, con poco cuerpo y poco alcohol. Los concentrados de 2 latas o 2 bolsas, al contener el doble de malta líquida ya no requieren dextrosa o extracto de malta adicional. Estos últimos, producen cervezas de sabor más profesional y con más cuerpo.


Los concentrados son ideales para los que se quieren iniciar en este mundo o los que tengan poco tiempo o espacio para la elaboración de la cerveza, ya que en una hora se tiene el mosto en el fermentador, a diferencia, del todo grano, donde se necesitan unas 6-7 horas para preparar el mosto antes de ponerlo a fermentar.

Los pasos generales de elaboración de estos concentrados son los siguientes (de todas formas, conviene leer las instrucciones que se indican en cada uno de los concentrados, puesto que puede haber alguna variación):


  1.            Comprobar que todo el equipo esté bien limpio y esterilizado antes de utilizarse: lavar y desinfectar a fondo el fermentador y todo el material que vaya a estar en contacto con la cerveza. 
  2.            Colocar las latas de concentrado en una cacerola con agua caliente, con la finalidad de ablandar la melaza que hay en su interior, para que así sea más fácil verterla posteriormente.
  3.                  En una cacerola, hervir  3 litros de agua, retirar medio litro y en los otros 2 litros y medio, mezclar el contenido de la lata o latas. Si se utiliza una sola lata, en este momento también hay que añadir 1 kg de dextrosa o de extracto de malta (ver lo que indica la receta). A continuación agitar hasta su completa disolución.
  4.                    Una vez disuelta la melaza, verter en el fermentador y completar hasta 23 litros con agua fría y agitar con fuerza, así oxigenará el mosto y estimulará que la levadura se reproduzca más rápido para lograr una buena fermentación. Comprobar que la temperatura del líquido está por debajo de 25 ° C (ver temperatura de fermentación en las instrucciones del concentrado).  Si disponemos de un densímetro, sacamos una muestra de mosto para medir la gravedad específica.
  5.             Añadir el contenido del sobre de levadura de cerveza y revuelva para mezclar. Cerramos el fermentador y lo dejamos en un lugar tranquilo y a una temperatura entre 20º y 25ºC durante unos 10 días. Una vez finalizada la fermentación, si disponemos de densímetro, tomamos la nueva medida de la gravedad específica y por diferencia con la tomada antes de fermentar, podemos calcular los grados de alcohol.

      NOTA: Las temperaturas más frías por debajo de los 20º extenderán el tiempo de fermentación por varios días; por debajo de 15 ° C  la fermentación se detendrá por completo. La fermentación por encima de la  temperatura recomendada reducirá la calidad de su cerveza.

          6.       Antes de embotellar, limpiar y desinfectar las botellas y sus tapones o chapas. Añadir 6 gramos de azúcar por litro para la carbonatación.
    Cerramos las botellas y las dejamos reposar al menos dos semanas en un lugar cálido (20-25ºC) y después unos 7 día en un lugar fresco y oscuro para que se aclare el contenido de la cerveza. Lo ideal es mantener unas 2-3 semanas en un lugar fresco y oscuro antes de tomar las cervezas.

Posibles errores y fallos:
  • La cerveza tiene demasiado gas. Se ha añadido demasiado azúcar a la botella o se ha embotellado cuando la fermentación no se había completado. Cuidado que en ambos casos es además posible que estalle la botella por exceso de presión.
  • Falta de espuma: se ha añadido demasiada agua o demasiado azúcar en el fermentador (nunca añadir más de 1 Kg). Puede también haber restos de detergente en la botella o en el vaso.
  • Capa blanquecina sobre la cerveza y mal sabor: la cerveza se ha contaminado. No se ha desinfectado bien el equipo o se ha tardado demasiado en tapar el fermentador.
  • Aroma desagradable: además de las posibles causas ya mencionadas de falta de higiene, este problema puede producirse si se ha fermentado a temperatura demasiado alta.